miércoles, 27 de mayo de 2020

DIOS MUNDO CONCIENCIA

Para Descartes la razón es una y común a todos los seres humanos que pueden utilizarla mejor o peor. Lo que le faltaba a la filosofía anterior era un método adecuado. El método cartesiano se basa en la matemáticas y en el yo que piensa, la conciencia. Esto caracteriza a la modernidad: el papel y la importancia del sujeto, de la subjetividad, del individuo, en el que crece cada vez más la conciencia de su autonomía y libertad.

La conciencia nos hace ser lo que somos, nos hace humanos, y nos separa de los animales y de las máquinas. La conciencia es el fundamento de la dignidad de cualquier ser humano, nos hace iguales e importantes.

No podemos ver, comprender, más allá de nuestra conciencia. Como no podemos ver más allá del horizonte. La conciencia crea nuestro mundo. Para que ese mundo sea estable necesitamos al yo. El yo pienso acompaña a todos nuestros pensamientos. La apercepción trascendental.

Pero el limitado yo necesita un apoyo para resistir las contradicciones y contrariedades de la existencia. Aparecen los dioses. Pero hasta que no aparece el dios único no se consigue verdadera estabilidad. 

En este punto se separa el budismo. No se trata de fortalecer al yo, sino de eliminarlo, porque el yo es una conciencia limitada, que tiene que enfrentarse con la finitud y con la muerte.

Potenciar al yo lleva a cuestionar a dios, al ateísmo. Al igual que los dioses griegos mataban a su padre cuando se hacían poderosos. Pero la conciencia no es suficientemente poderosa, autónoma, y tiene que buscar nuevos apoyos. La humanidad como pueblo o la humanidad como nación. Los trabajadores construirán una sociedad mejor o con mis compatriotas  construiré una sociedad mejor, el yo alcanzará entonces la armonía, el paraíso.

No somos muy optimistas sobre las posibilidades de la razón para alcanzar un mundo mejor. El malestar en la cultura se hace insoportable. Muchos se han planteado la necesidad de una alternativa a la razón para evitar el desastre. No es fácil ser felices pero al menos evitemos la autodestrucción.

Debemos ampliar la conciencia. ¿Con genes?¿con máquinas? Los mutantes poderosos parecen estar lejos. Pero que las máquinas puedan controlar a la sociedad es una realidad. La cuestión es quién controlará las máquinas que nos controlarán. Humanos desequilibrados sedientos de poder o máquinas autónomas. En este caso caben dos posibilidades, que las máquinas destruyan a la humanidad al estilo terminator o que las máquinas nos controlen y utilicen al estilo de matrix.

Debemos ampliar nuestra conciencia. Usar al máximo nuestro cerebro. La parte consciente y la inconsciente. Pensar con palabras y con imágenes. Usar el pensamiento mítico y racional. Tenemos que superar las limitaciones y los límites, tenemos que superar al yo.

La parte inconsciente controla nuestro cuerpo, recibe y procesa más información del mundo que nuestra conciencia, nunca descansa, no la podemos conocer. Podemos recibir sus impulsos y sugerencias. Pero no podemos comprenderlos, intentar racionalizarlos suele llevar al error. El mar no cabe en nuestra piscina. Debemos escuchar. Cabe la posibilidad de potenciar la comunicación, hipnosis, sugestión, meditación, curación...

La locura, la infancia. Podríamos probar una mística no religiosa, una mística panteísta, alcanzar una conciencia cósmica, sentirnos parte del Universo inabarcable, eterno e infinito. Superar al yo es mantenerse unido al universo y comunicarse con el universo. Podemos comunicarnos conscientemente con otros seres humanos gracias al lenguaje y a la tecnología, de hecho podemos comunicarnos con todos los seres humanos en la aldea global.

Comunicarse con el universo es diferente. Tenemos que escuchar al universo, antes se diría escuchar a dios, cuando se perdió la comunicación con dios se dijo escuchar la palabra de dios. Repetir los mensajes recibidos. Escuchar al universo requiere humildad, empequeñecer el ego, apertura a lo diferente. Pero queda lo más difícil, obedecer al universo.

Sustituir a dios por el universo, pero no por el universo desencantado de la modernidad, que es un desierto, un solar. El mundo es opaco, mudo. No tiene nada que decirnos. No nos interpela. El lado positivo es que podemos transformarlo a nuestro gusto. Acomodarlo.  Acomodarnos. Embellecerlo. Embellecernos. Estamos solos pero nadie nos molesta ni limita. Somos libres en un universo extraño. 

El universo está vivo, en continuo cambio, creando y destruyendo a lo largo de la eternidad.














«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» Juan 1,1


No cabe duda de que es un buen principio para un libro.
Pero en realidad primero era el caos.
Luego surgió el cosmos, el orden.
Se separó la luz de las tinieblas, el cielo de la tierra...
El mundo lo abarcaba todo, todo era en el mundo. Inmortales, mortales...
Todo estaba unido con todo, incluso mezclado, lo animal y lo vegetal, lo divino y lo humano.
Los dioses inmortales habitaban en una montaña. Tenían grandes poderes.
Hay versiones que dicen que provenían de más arriba todavía, del cielo.

Poco a poco los dioses crecieron en estatura y sabiduría. 
Hasta que se hicieron inmensos y trascendieron el mundo. 
No cabían dentro del mundo.
Al final sólo quedó uno, que abarcó todo, creó y dominó todas las cosas.
Alcanzó el poder absoluto.

El mundo era pequeño en aquel tiempo. Pero aunque se hubiera hecho inmenso no podría haber superado a Dios. Hoy todavía podemos afirmar que Dios lo ha creado todo.

Mientras tanto, los seres humanos crecieron un poco en estatura. 
Pero su sabiduría se expandió exponencialmente. 
Lo que no pudo hacer el mundo, lo hicieron los humanos. Matar a Dios. 
La idea de que existe un contable omnipotente que todo lo ve y nos juzga es muy incómoda, para una conciencia que no conoce límites.

"Cuando alguien acepta algo como la creación del universo por fe, está destruyendo su confianza y la validez de su propia mente. Aceptar algo por encima del poder de la razón es un permiso para actuar irracionalmente. "AYN RAND

“¿Qué a dónde se ha ido Dios? , os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos su asesino. Pero ¿Cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia delante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vació? ¿No hace más frío? ¿No viene de continuo la noche y cada vez más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! NIETZSCHE

¿Puedes verme?¿Puedo alegrarte? ¿Puedes oírme? ¿Me sientes cerca de ti?
No contestas mi llamada, no asientes ni te mueves  ¡te fascina tu propio reflejo!
Pareces no verme pero si te ves a ti mismo ¿Cómo puede afectarte el espejo?
¿Puedes oirme o debo suponer que me temes? ¿Sientes cómo mi ira 
aumenta y aumenta?¿escuchas?¿temes?¿o rompo el espejo? 
TOMMY

A principios del siglo XIX Hegel proclamó que "todo lo racional es real y todo lo real es racional". La conciencia había alcanzado su cenit. El mediodía.
A partir de ese momento las sombras empezaron a crecer: 
aparecieron los filósofos de la sospecha. Marx, Nietzsche y Freud.

Descartes puso en duda que las cosas fuesen tal y como se nos aparecen, pero no dudó de que la conciencia fuese tal y como se aparece a sí misma. Por el contrario, los tres maestros de la sospecha: Marx, Freud y Nietzsche, desde diferentes puntos de vista, consideraron que la conciencia en su conjunto es una conciencia falsa. 

Según Marx, la conciencia se deforma por intereses económicos, a cada clase social le corresponde una ideología. Según Freud la represión del inconsciente nos impide conocer las verdaderas causas de nuestra conducta. En Nietzsche el resentimiento del débil lleva a crear un mundo ilusorio que nos aleja de la vida. 

La muerte del hombre se anunciará en el siglo XX. Pero surgirá el "pueblo", los nacionalismos que dividen y justifican todo tipo de guerras.

Muerto Dios y el hombre, nos queda el mundo. Pero el mundo es opaco, mudo. No tiene nada que decirnos. No nos interpela. El lado positivo es que podemos transformarlo a nuestro gusto. Acomodarlo. Acomodarnos. Estamos solos pero nadie nos limita. Somos libres en un mundo extraño.







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